puente de castelserás

Gran puente sobre el río Guadalope, próximo a su confluencia con el Mezquín. Situado en la parte baja de la población, en su zona septentrional.

Por su longitud y calidad de fábrica está considerado uno de los mejores de la provincia de Teruel. Sobre él se construyeron varias capillas o templetes barrocos. Todavía conserva una capilla en el centro (sobre la pila central), de planta cuadrada y cubierta con cúpula de piedra. También otra de menores dimensiones concebida como un templete y que subraya el concepto de puente-puerta. Está situada en el extremo más alejado de la población, y presenta cubierta piramidal y columnas dóricas.

Está definido por cuatro arcos ligeramente rebajados. Tres de ellos de grandes dimensiones y un cuarto más pequeño.

Su datación bajomedieval la confirman sus pilas-tajamares que ascienden desde el propio lecho de roca hasta el tablero. Estos tajamares adosados a las pilas con su sección triangular aguas arriba dividen la corriente y mitigan el empuje directo del agua contra el puente. También muestra otra característica propia de los puentes medievales: la estrechez de la calzada, premeditada para aligerar la obra, que se intenta paliar con la incorporación de ensanchamientos que coinciden con los tajamares, que se prolongan en altura hasta la propia calzada. Conserva su pretil original construido, como el conjunto de la obra, con piedra sillar.

Bajo el arco central se conservan varias pilas de piedra rectangulares que se utilizaban como lavaderos y la fuente de tres caños que les abastecía de agua.

Alma López-Avilés (1998) puntualiza que se reconstruyó en el siglo XVIII y fue parcialmente destruido (volado) durante la última guerra civil, lo que exigió su reparación en madera, obra que, a su vez, fue derribada en una crecida del Guadalope acaecida alrededor de 1945-47.

Este puente debió ser testigo del intenso tráfico fluvial al que alude Pascual Madoz (1845-1850): “…es esta villa como una especie de puerto por la proporción que ofrece el río, por el cual bajan millares de maderas para Alcañiz, Caspe, Calanda y otros pueblos”. Además, hace una referencia a este puente cuando presenta a la población: “situada en la confluencia de los ríos Guadalope y Mezquín, parte en llano y parte en la pendiente de un cerro que va a terminar en el mencionado río Guadalope, sobre el cual hay un puente de excelente construcción con cuatro arcos que estriban sobre peña viva”.